🦹‍♀️ La Liga del Mal Cotidiano

Los cómics y las pelis de súper héroes nos engañaron. Nos hicieron creer que los villanos de verdad son tipos con capa, rayos láser en los ojos y planes para destruir el planeta.

Mentira.

Los auténticos supermalos están mucho más cerca: en tu portal, en el metro, en la cola del súper… y lo peor es que no descansan nunca.

No buscan conquistar el mundo, buscan fastidiarte el día. No usan armas nucleares, usan tacones a las tres de la mañana o toses nocturnas nivel tuberculosis victoriana.

El síndrome de diógenes moderno

¿Tienes 537 capturas de pantalla que juraste revisar “más tarde”? Bienvenida al club. Guardamos ideas, recetas, enlaces, looks, frases motivacionales y carritos de compra que jamás volveremos a abrir. No es desorden, es optimismo digital desbordado.

Tu excel de colores no te salvará

¿Y si dejamos de querer ser “los mejores” y empezamos a ser simplemente… mejores que ayer? A veces nos liamos comparándonos con todo el mundo, cuando en realidad lo importante es avanzar a nuestro ritmo (y sin reventar como un globo presionado).

Aquí nadie se lleva nada

¿Y si al final no nos llevamos nada (ni los tápers prestados)? A veces vivimos como si acumulando cosas, tareas o dramas fuéramos a durar para siempre. Pero igual va siendo hora de cambiar el chip y empezar a coleccionar momentos, no trastos.

Esto también pasará – Reflexiones tras un esguince de grado 2

Bueno pues después de 4 meses sin escribir nada, ya era hora de volver, ¿no? Que no está bonito eso de abandonar los proyectos que una misma emprende.

En este tiempo he cambiado de proyecto, me ha salido más pelo, he engordado, me he hecho un esguince de grado 2, he hecho obra en el salón y también he aprendido algunas cosas, cosas que quiero compartir contigo porque estoy hoy generosa, oye 😛

¿Te voy a descubrir un mundo nuevo? ¿Voy a resolver todos tus problemas? Pues no, la verdad sea dicha, pero un momentito de desahogo nunca viene mal (y ver que hay gente por ahí más loca que tú, tampoco).

La carga mental, enemigo number one

El otro día escuché una reflexión en instagram que decía que si estabas cansada todo el rato y que no se te quitaba durmiendo más, es que no tenías cansancio físico, sino que tenías cansancio mental.

Al escuchar eso me explotó el cerebro, y no porque estuviera cansada mentalmente, que también, sino porque tiene todo el sentido.

Cuando acaba la jornada laboral soy un zombie al que se le cae la baba por la comisura de los labios y solo sirvo para sentarme en el sofá y ver algo intrascendente en Netflix. No me da el cerebro para pensar, escribir o mantener una conversación, en definitiva cualquier cosa que implique utilizar el cerebro mínimamente,  aunque sí podría ponerme a hacer ejercicio sin problema.