El otro día escuché una reflexión en instagram que decía que si estabas cansada todo el rato y que no se te quitaba durmiendo más, es que no tenías cansancio físico, sino que tenías cansancio mental.
Al escuchar eso me explotó el cerebro, y no porque estuviera cansada mentalmente, que también, sino porque tiene todo el sentido.
Cuando acaba la jornada laboral soy un zombie al que se le cae la baba por la comisura de los labios y solo sirvo para sentarme en el sofá y ver algo intrascendente en Netflix. No me da el cerebro para pensar, escribir o mantener una conversación, en definitiva cualquier cosa que implique utilizar el cerebro mínimamente, aunque sí podría ponerme a hacer ejercicio sin problema.

